

La ciencia del amor
Por Gladys del Valle
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Las emociones humanas se rigen por una compleja asociación de químicos y electricidad. Indaguemos una parte sobre nuestra biología anímica…
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El cerebro humano alberga cerca de 86 mil millones de neuronas y otras tantas células gliales intercomunicadas eléctricamente formando una sinapsis de sustancias químicas conocidas como neurotransmisoras lo cual nos permite sentir toda clase de emociones, desde un arrebatador empellón por amor hasta la más devastadora postración.
Gracias a las investigaciones científicas comenzamos a entender la razón por la cual las "flechas de Cupido" nos hacen "perder la cabeza" suministran sensaciones placenteras (vías de gratificación) que nos impulsan a repetir conductas benéficas, como ingerir alimentos calóricos, interactuar socialmente, a reproducirnos y a liberar endorfinas.
Técnicas como la resonancia magnética funcional han contribuido a revelar áreas del cerebro involucradas en el procesamiento de distintas respuestas emocionales.
Un equipo de expertos desarrolló un mapa de un cerebro enamorado, desvelando el proceso neuronal mediante el cual el deseo sexual humano llega a transformarse en enamoramiento activando las mismas regiones cerebrales implicadas en la adicción a las drogas.
El psicólogo Jim Pfaus, de la Universidad de Concordia (www.concordia.ca), en Canadá analizó los resultados de veinte estudios sólidos en los que se había examinado la actividad cerebral de personas que desarrollaban actividades tales como visionar imágenes eróticas, leer cartas amatorias u observar fotografías de seres queridos. Al combinar todos estos datos comprobó que el amor y el deseo sexual activan diferentes áreas de una estructura cerebral llamada cuerpo estriado.
La región vinculada al deseo sexual se estimula cuando percibe incidencias sugestivas como el sexo o la comida; mientras que el amor activa un área implicada en un proceso de condicionamiento merced al cual nuestra mente concede un valor determinado a las cosas relacionadas con la recompensa o con el placer.
A medida que el deseo sexual aumenta se convierte en amor, entonces las personas procesan información sobre el objeto deseado y amado en un área distinta del cuerpo estriado.
La Doctora Natalia López-Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular, de la Universidad de Navarra (www.unav.edu) analiza los procesos cerebrales que intervienen en el enamoramiento "Tras el impulso emocional del inicio, se ponen en marcha los circuitos cerebrales de la confianza para consolidar el vínculo amoroso, insensibilizando áreas que crean distancias, aquellas que se activan en estados depresivos”
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Durante el proceso neurofisiológico del enamoramiento también hay diferencias en cuestión de sexos "Los estudios indican que las mujeres emplean más la oxitocina, la hormona de la confianza, que aumenta su nivel con el contacto físico y la mirada. Domina en ellas la empatía emocional"
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“Los hombres en cambio utilizan la vasopresina, que potencia la testosterona y facilita una empatía más racionalizada, además aumenta la detección de estímulos eróticos"
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La vinculación entre dos personas se establece por una doble vía: "atrayéndoles porque ante la persona amada se activa la vía de recompensa emocional que usa la dopamina conocida como la hormona del placer; y superando las distancias personales al desactivarse la desconfianza al secretar oxitocina, con frecuencia denominada hormona del amor” concluye.
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LOS MENSAJEROS EMOCIONALES
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Dopamina: Este neurotransmisor alimenta la vía de gratificación y está involucrado en la motivación, impulso, placer y, en la adicción.
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Serotonina: Ampliamente conocida como la “hormona de la felicidad”
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Noradrenalina: La hormona del estrés. Es un neurotransmisor relacionado con la adrenalina que coordina la respuesta de lucha o huida.
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Beta-endorfina: Las endorfinas son opioides naturales que se producen como respuesta al dolor, la emoción y el ejercicio. La beta- endorfina se une a los mismos receptores que la morfina para aliviar el dolor.
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GABA: Es el principal neurotransmisor inhibidor del cerebro. Aminora la ansiedad y el estrés.
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Oxitocina: Llamada la “hormona del amor” Las investigaciones sugieren que la oxitocina juega un papel preponderante en la excitación sexual, la confianza y la vinculación con una pareja.
EN DEFINITIVA
Reducir la complejidad de las emociones humanas a la anatomía, la fisiología y, en última instancia a la bioquímica cerebral podría parecer frío y excesivamente calculador. El hecho de que seamos capaces de experimentar una extraordinaria gama de sentimientos abstractos es una de las más grandes maravillas de la biología, con muchos enigmas aún por resolver.
